Los NO LUGARES. Espacios urbanos realizados pero no llegan a ser espacios.
Lugares definidos pero no habitados o utilizados. Parques al sol sin sombra… Cada pueblo está lleno de este tipo de NO LUGARES.
Tal vez acabaríamos relacionándolo con las NO PERSONAS. Y los NO VIVIDOS.
(…)”Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada”(1).
Desde que Gabriel le oyó a Eduardo Galeano decir esto se quedó mudo pero no se dio cuenta hasta muchos días después.
Fue en un control de pasajeros en el metro cuando no pudo responder al guardia de seguridad respecto a su condición de nativo y fue expulsado por desacato a la autoridad.
Gabriel vivía en la misma ciudad que sus antepasados. Todo lo antiguo (edificios, calles, mercados, costumbres,…) seguía estando allí pero ya no era igual. Ahora se bordeaba, se circunvalaba, se evitaba a los otros.
Se vivía en los “No Lugares” (2). En éstos no es necesario establecer contacto directo con nadie ni con nada. En ellos todo está explicado y no exige ser vivido.
Se sabe todo gracias a la “superabundancia” de información escrita/audiovisual que lo invade todo. Por medio del texto se indica el tiempo que queda para que llegue el siguiente tranvía, cuantas plazas libres disponibles hay, cuanto se tarda en ir de un sitio a otro.
Se pueden ver las playas del caribe y a sus bellos habitantes en un gran cartel del metro y creerse que ya las conocemos porque mentalmente permiten estar allí. Pero no lo están ni lo estarán. La historia y lo histórico se convierte en un souvenir y tan solo sirve para captar la atención del viajero que avanza presurosamente en su “itinerario” decorado con reseñas pictóricas que hacen referencia a lo que hay mas allá, a lo que se vislumbra en el horizonte. Sin embargo el sentido de la marcha siempre lleva hacia otro destino que nunca llega a ser experimentado, ni abrazado, ni identificado. Todo pasa rápidamente y es continuamente renovado. El “viajero” ya no debe pararse ni siquiera a mirar.
Todo está concebido para que no se puedan desarrollar identidades individuales y el sentimiento de pertenencia venga determinado por la condición de “usuario de…”. Es un requisito allí “ser como los demás para poder ser uno mismo”.
Estos “No Lugares” dejan de ser lugares donde exista un “espacio creado relaciónal” con un origen histórico y que sirvan de punto de encuentro generacional. Se convierte el lugar en zonas de “tránsito”, en copias registradas, en espacios sin alma, donde lo que prolifera es ”la similitud y la soledad”.
La “condición de individuo” tan sólo es tenida en cuenta a la entrada y/o salida, momento en el cual solemnemente se le exige al usuario ser identificado. El paso siguiente es caer en el anonimato.
Gabriel cree haber encontrado la solución a su problema y procura mirar todos los días a ver si hay guardia de seguridad antes de entrar en los no lugares.
Es lo único que le incomoda. De lo otro ni una palabra más.
(1) Cita del libro de Eduardo Galeano: “El libro de los abrazos”, RBA Editores, S.A 1995.
(2) La información relativa a los no lugares está obtenida del libro de Marc Augé: “Los no lugares”, Editorial Gedisa-cult. Edición conmemorativa Marzo 2017.
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Imaginando otra manera de VIVIRLO…
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